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Hola amigos!
Aprovechando que Sofia Ribeiro, cantante con quien hemos trabajado juntos por 8 años grabando, tocando y haciendo giras, esta en medio de una campaña de Kickstarter para financiar nuestro tercer disco juntos, decidí escribir este texto hablando de un tema que me ronda continuamente la cabeza y que considero que es muy importante ventilar.
EL ÉXITO VIRTUAL
El jueves pasado después de mi concierto de lanzamiento con la big band en Dizzy’s, me quedé conversando un rato con dos amigos. Me preguntaron un poco del proyecto de la big band, y terminamos hablando acerca de la industria de la música; les sorprendió mucho escuchar muchas de las cosas que les comenté, y a mí me sorprendió también lo distinta que era su perspectiva acerca de nuestro trabajo de la realidad.
Quienes nos dedicamos a esto (y diría que hablo por todos los creadores independientes de cualquier rama), vivimos en la contradicción constante de tener y querer hablar de nuestros logros, y de luego tener que convivir con la distorsión de la realidad que muchas veces esto mismo genera. Publicamos fotos de nuestros conciertos, de nuestros viajes, de nuestras giras, de los artículos que publican acerca de nuestro trabajo, de los discos que vamos haciendo y de los videos que muestran lo que hacemos. Compartimos lo que hacemos en las redes y en los medios que tenemos a nuestro alcance, y solemos recibir a cambio mucho cariño de la gente que lo aprecia a través de mensajes, comentarios, “likes”, etc. Es un proceso muy emocionante y muy bonito, que en gran parte le da mucho sentido al trabajo y esfuerzo que hay detrás de todo lo que compartimos.
Mi pregunta es, ¿cómo hacer para que nuestro público no se confunda en medio de tanto éxito virtual, y se acuerde que sin el apoyo de quienes consumen nuestros productos este oficio es insostenible? Quiero decir, en medio de tantos fuegos artificiales creo que hacemos que la gente pierda la noción de cuán importante es para nosotros el que la gente venga a nuestros conciertos, pague la entrada, compre algún disco, recomiende nuestro trabajo. “Seguro no necesitan de mí, les esta yendo súper bien”, pensarán muchos. ¡Y no! Lo cierto es que cada grano de arena hace una diferencia grande, pues el motor real que mantiene la mayoría de estos proyectos vivos es el amor al arte y las ganas casi viscerales que tenemos de dedicarnos a hacer lo que nos gusta y a compartirlo con los demás; pero la industria parece que estuviera diseñada para que esto no sea posible.
SPOTIFY Y LAS PLATAFORMAS DIGITALES
Sofia el otro día preguntó en sus redes (precisamente a sus seguidores) que cuál era la manera en la que escuchaban su música, y el 90% de la gente respondió que lo hacía a través de Spotify. No sé si les va a sorprender o no lo que les voy a decir, pero desde el 2012, los dos álbumes que produje y arreglé para Sofia “Ar” (2012) y “Mar Sonoro” (2016) han producido un total de 255 dólares; ahora imagínense que para el disco “Mar Sonoro” tuvimos una sección de cuerdas de ocho músicos, y a cada uno le pagamos 250 dólares por los tres temas que grabaron. En resumidas cuentas, toda la plata que Spotify generó de estos dos discos en más de seis años, a duras penas cubre el pago de uno de los músicos de la sección de cuerdas de uno de los dos discos. Súmenle ahora costos de estudios, arreglos, producción, todos los demás músicos, mezcla, masterización, impresión, arte, videos, y multiplíquenlo por dos. Es una ecuación simplemente insostenible.
A mí me parece muy positivo que la música este ahí para todos, y en ese sentido Spotify es una plataforma buenísima. Pero hacer la música que luego queda ahí colgada para todos, es una odisea completa. El consumidor a la larga solo tiene que esperar de brazos cruzados a que le llegue mágicamente el contenido, y así poderlo disfrutarlo indefinidamente. Ahora, que el producto final sea fácil de consumir no quiere decir que sea fácil de producir, y por eso es tan importante que nos convirtamos todos en consumidores responsables.
Y lo mismo ocurre con Youtube. Y con Deezer. Y con Instagram. Tenemos más herramientas que en cualquier momento de la historia para compartir nuestro trabajo (lo cual es increíble), pero los recursos para producir cierto tipo de contenido son muy excasos. Mi mamá tiene un canal de Youtube muy exitoso, en el que ha trabajado muchísimo desde hace años y con el que yo le he ayudado desde el principio. Ha grabado 50 videos totalmente auto producidos en los que enseña a tejer que tienen comentarios de gente de todo el mundo y millones de visualizaciones. Le encanta y esta muy feliz con todo lo que esta pasando, pero hoy en día esta dedicando prácticamente todo su tiempo a esto recibiendo una remuneración económica muy bajita que viene de Youtube. La semana pasada subimos un tutorial a su página y lo pusimos a la venta, y aunque hubo comentarios buenos alentándola a seguir creando, hubo también varios de gente quejándose por estar haciendo esto. “A dónde vamos a parar amigas”, decía una señora en un comentario, indignada porque mi mamá estaba cobrando por uno de sus 51 videos!
El problema es que si no hablamos de esto nunca, tampoco podemos esperar que la gente lo entienda. Entre la inmediatez del internet y los fuegos artificiales que vendemos a diario quienes creamos contenido, es normal que se produzca esta enorme distorsión de la realidad. Realmente creo que si la gente fuera más consciente de lo mal que pagan las plataformas digitales, y del trabajo detrás del contenido que consumimos a través de estas, habría más empatía a la hora de apoyar a quienes están remando para que ese contenido salga a flote. Además, a la larga si mi mamá se aburre de no ganar un peso y deja de hacer videos, a la señora “Doña dónde vamos a parar amigas” se le van a acabar los modelos que viene haciendo, y que mi mamá lleva regalando hace años con tanto amor y dedicación!
TODOS SOMOS UNA FICHA IMPORTANTE DEL ROMPECABEZAS
Que quede claro algo: yo decidí hacer esto con mi vida, incluso sabiendo que nadie me lo estaba pidiendo. Nadie me debe nada; yo escojo cada día dedicarme a esto y además sé cuáles son las reglas del juego en el que me estoy metiendo. Lo que quiero decir con todo este texto, y que a veces damos por hecho, es que el apoyo de todos nosotros es esencial para que las industrias pequeñas sobrevivan: sea arte, teatro, música, agricultura, gastronomía, cultura, etc. Detrás de cada iniciativa independiente hay alguien que se está rompiendo la cabeza y los bolsillos, y desafortunadamente nadie vive de “likes”. Y no es caridad: es apoyar a quienes crean lo que consumimos. Todos somos una ficha del rompecabezas!
Queremos hacer música; es lo que más nos gusta, nos preparamos bien para hacerlo lo mejor posible, todos los días trabajamos duro para mejorar, y sentimos que tenemos algo que aportar al mundo. Pero con cada disco dan ganas de tirar la toalla, pues cada proyecto se siente como si estuviésemos empujando un camión en subida. Si el trabajo de algún artista nos gusta, nos hace sentir bien, nos inspira, entonces es nuestro deber apoyar en la medida de nuestras posibilidades a que esa persona pueda seguir haciéndolo.
Yo hice un concierto con mi big band el jueves pasado aquí en Dizzy’s en Nueva York. Fue un concierto espectacular que no se me va a olvidar nunca, y creo que a la gente que estuvo y al resto de los músicos tampoco. Fueron dos sets completamente llenos, y los comentarios de todo el mundo fueron increíbles. Y en un momento hablé con el público y les dije que nada de lo que ocurrió esa noche habría sido posible sin el apoyo de toda la gente que participó en mi campaña de Kickstarter. Sin su apoyo ese disco no habría existido nunca, y ese momento mágico tampoco. Y aunque suena a cliché de concierto de celebridades; es real que sin el apoyo de sus seguidores, el artista no puede sacar adelante su trabajo. Así de simple.
Para terminar, los invito a que participen en la campaña del disco de Sofia. Venimos tocando juntos hace 8 años, y este es el resultado de todo ese tiempo. Yo estuve grandísima parte de este año trabajando en esa música, y les aseguro que es un disco espectacular que vale mucho la pena apoyar. ¡Faltan pocos días, y necesitamos llegar a la meta para poderlo sacar adelante! Vamos, que entre todos se puede!
Y si tienen curiosidad, les dejo aquí la página de mi mamá también. Orgullosamente la armé yo, y si supieran la cantidad de horas que me llevó se caerían de la silla. Pero mi mamá es una dura, y lo que esta haciendo es una labor hermosa que vale la pena apoyar. ¿Se imaginan? Encuentro incalculable el valor que tiene enseñar un oficio como el de tejer, en esta época de consumismo desbordado, ¿no les parece? Y a juzgar por todos los cientos de comentarios que recibe a la semana (pues yo no entiendo un carajo de tejidos), les aseguro que es una experta total y que enseña mejor que nadie. Todos estamos muy orgullosos de ella y de todo lo que esta haciendo, así que aquí se las dejo para que se pasen un rato por ahí!
Bueno es todo. No sé si habrán llegado hasta el final de esta carta, y espero que no salgan corriendo de este mailing list por el larguero interminable que acabé escribiendo. Recibo sus comentarios con mucha alegría, y aunque no responda ahí mismo les aseguro que siempre lo hago.
¡Que tengan una feliz semana!
Juan Andrés
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Juan, this is a wonderful post. Thank you for taking the time to articulate this so clearly. I believe this is an important essay for fellow artists and musicians to read as well as listeners and supporters. Because it is so easy for us musicians to look at each other’s work and be deceived by the «fireworks» too – «Oh, look at so-and-so, he is doing so much better than I am, he is playing at such and such a club, or working with these people, etc . He has is going on and I don’t!!» I don’t believe this is because of any bad intentions, but it’s just the nature of the digital platform. We are all putting on a magic show! It is very helpful to read this kind of honesty from someone I admire very much, so I can see that we are all going through the same struggle, no matter our «level.» And that the discouragement I feel on a daily basis is not unique to me. Ultimately, this is a spiritual thing we are all doing. The more I persevere in my dedication to music, the more I see that on its deepest level it is a method for personal development, like meditation, in community. I believe every evolved culture values art-making for the reason that in pursuing an art over a lifetime, a human being develops the ability to be rationally present AND emotionally present at the same time – in other words, in performing/writing music/poetry/painting, one’s left brain and right brains learn to work together at a high level. And in community! This is one of the highest things a human can learn to do. But — obviously, we are all living on the earth in an economic system and need to find a way to make this work to sustain the artist. Thank you for your clear and powerful essay.